«Tenemos arte para no morir de la verdad»
Friedrich Nietzsche
Clara Martín Ortea. Para Nietzsche, la verdad es un concepto creado por el hombre para intentar entender el mundo; una forma de mantenernos seguros y estables, de poder convivir. Aquello que consideramos verdad no es más que un puñado de términos e ideas que hemos decidido acuñar como verdaderos, de meras interpretaciones de la realidad. El “último hombre”, por miedo al cambio, las ha convertido en dogmas universales, y cree ciegamente en ellas.
El filósofo considera el arte más valioso que la verdad, pues el artista trabaja con el cuerpo, expresa su “sí mismo”, afirma la vida; no considera el arte una pérdida de tiempo o un complemento, sino un elemento imprescindible en la expresión y el desarrollo de la vida.
El conflicto planteado sobre la verdad en la película My Mexican Bretzel (¿podemos considerar verdaderos hechos que solo son parcialmente reales?) es simple: dado que la verdad es una idea creada por el ser humano, ¿es más verdadero el concepto de mesa, donde cada uno imagina una mesa diferente, que una expresión artística, con las distintas percepciones que provoca? Todos piensan en la misma obra o concepto, pero se componen escenas diferentes, se dan interpretaciones diversas; al fin y al cabo ésa es una de las funciones de la obra de arte.
Así pues, secundo la idea nietzscheana de que el arte supera en valor a la verdad, sin necesidad de ser real.
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